En lo alto del cielo, la Bruja de la Tierra de Hielo, el Ojo de Maldiciones y el Señor de la Muerte se encontraban distanciados, formando un triángulo. Al centro de este se encontraba Kritonia, "Corazón del Tiempo", ya no tan confiado como antes, como también Hoffenberg, el hombre maduro con un par de fríos ojos plateados.
Ninguno de los dos caballeros legendarios estaba empuñando su respectiva espada larga. Ellos simplemente estaban allí flotando con las manos vacías.
—Llegó el momento. Voy a bajar a pedirles que cancelen la defensa —Hoffenberg levantó la mirada para observar las nítidas estrellas.
Atlant, el Ojo de Maldiciones, habló con una sonrisa:
—Gracias por su cooperación, Su Majestad.
A diferencia de Kritonia, Hoffenberg no fue controlado por la muerte del Señor de la Muerte, y casi alcanzaba la cima del nivel legendario. Así, él era más como un compañero.