Sentado en el estudio, Dieppe estaba saturado de sus interminables pensamientos a consecuencia de su propia deducción, como si estuviera en una pesadilla.
Pasó a través de todo el proceso una y otra vez, tratando de encontrar el problema. No podía dejar de murmurar.
—¿Cómo es posible que los electrones adopten la forma de onda?
Un rato después empezó a preguntarse.
—¿Cómo es posible?
Después su confusión venció a todos los demás pensamientos, y Dieppe empezó a estudiar las implicaciones de su hallazgo.
—¿Por qué ondas...?
La fuerte nevada caía silenciosamente en el exterior. La tenue luz que salía del hogar de Dieppe, sin embargo, parecía entusiasmada con tan mal tiempo. La expresión de frustración desapareció lentamente de la cara de Dieppe y fue reemplazada por una expresión contemplatoria.