Ante aquel estilo único, la mayoría de los músicos se sintieron un poco incómodos de forma inconsciente. No obstante, el compositor era Lucien Evans, uno de los mejores músicos, conocido por su espíritu de reforma e innovación, por lo que siguieron escuchando con mucha atención.
Pronto, la mayoría de los músicos que no eran originarios de Aalto descubrieron que la pasión en la música era contagiosa. Les recordó a la atareada vida que vivieron cuando llegaron a Aalto por primera vez.
La vida en aquellos tiempos era más que atareada. Tenían que ir de acá para allá todos los días solo para ganarse la vida como instrumentistas. Durante su muy limitado tiempo libre, se tiraban de los pelos en busca de una melodía o tocaban instrumentos a pesar del dolor en sus manos. Solo podían encontrar la paz en la música.