—¿La has elegido tú? —preguntó incrédulo Youyou.
Ese Mu Yichen parecía estúpido, pero su gusto estético era sorprendentemente bueno.
Al otro hermano lo desilusionó su sospecha.
—¡¿Por qué pones esa cara?! —ladró.
Lo miró como si estuviera mirando a un tonto.
—Aún no me has dado una respuesta; ¿te gusta?
Su hermano mayor seguía insistiendo.
Ignoró deliberadamente su pregunta. En cambio, levantó cuidadosamente la pulsera y la estudió. —¿Cómo se usa esto?
—Te ayudaré a ponértela —se ofreció el gemelo mayor —.Extiende tu mano.
—Ajá.
Estiró su mano hacia adelante, revelando una parte de su muñeca blanca como la nieve.
Su hermano mayor le puso suavemente la pulsera en la muñeca, pero lucía un tanto grande, principalmente debido a que era demasiado delgada su muñeca, para que él la pudiera usar. Frunció el ceño, y la apretó un centímetro.
—¿Está demasiado apretada?
—No, sólo justo.