Sin embargo, cuando vieron cómo el chiquillo había desarmado y vuelto a armarla, no pudieron expresar su sorpresa con palabras.
¡Era demasiado impactante!
Ese pequeño niño… ¡¿Por qué era tan bueno?!
Era más que suficiente que supiera cómo manejar una pistola de juguete, pero él era incluso mejor que eso. ¿Cómo sabía que la trayectoria de la bala había sido modificada, y más importante aún, ¿cómo revertirla a su estado original?
Si no hubiesen presenciado aquella escena personalmente, no creerían que fuese posible.
El niño sabía que el tiempo se estaba acabando, así que, sin demora, cargó el arma y apretó el gatillo. Esa vez, la bala ya no se ralentizó, sino que perforó fácilmente el globo, enviando pequeñas chispas de carburo en el proceso.
¡PAF!
En un instante y sin señales de desviación, el globo estalló con chispas de fuego.