Qian Shaohua comenzó a sudar frío mientras tartamudeaba.
―Oh… no… no… ¡Esas fueron palabras sin sentido!
Una débil sonrisa apareció en los labios de Mu Yazhe, aunque era muy lúgubre. Su mirada se oscureció y esa fría mirada bajo sus ojos se volvió sombría.
―¿Pareces estar muy interesado en mi mujer?
Tan pronto como preguntó ello, cercó a Yun Shishi en sus poderosos brazos y la acercó aún más a él; eso era como una silenciosa declaración de propiedad, esa mujer era suya.
Qian Shaohua, quien antes lo había despreciado, inmediatamente se puso servil. Bajando su sudorosa cabeza, se arrodilló como un hijo de p*rra. ¡Estaba realmente nervioso!
―Ermm… eso es…―estaba en un dilema. Era impropio admitir su interés, pero tampoco podía negarlo.
Lo más probable era que ese hombre hubiese escuchado sus licenciosas palabras. ¿Por qué lo miraría tan ferozmente si no fuese así el caso?