Diez minutos más tarde, salió de allí con un aspecto nervioso.
Pasaron otros diez minutos más, cuando unos cuantos guardias de seguridad corrieron a la escena. Sacaron a la inconsciente Yun Na del lugar.
Youyou estaba pensando. En su atractivo pero joven rostro, con sus ojos húmedos, apareció un destello calculador.
Lu Jingtian…
La gala de esa noche había sido asombrosa; había ocurrido una escena muy interesante.
Aunque Yun Na había sufrido tal destino, no sintió compasión por ella; solo pensó que ella había sido víctima de sus propias acciones.
Era joven, pero aun así conocía el concepto del karma.
Uno cosechaba lo que había sembrado.
Si uno plantaba una buena semilla daría un buen resultado, pero si, por el contrario, lo hacía con una mala semilla, resultaría en un mal fruto.
Sin embargo, se sorprendió de la crueldad de Lu Jingtian.