Mu Yazhe estaba sobresaltado y levantó sus ojos, sorprendido. Con su mano, tomó el mentón de Yun Shishi y acercó su cara.
Bajó su cabeza para escudriñarla y notó que sus ojos eran un pozo sin fondo de estrés y confusión. Se pudo dar cuenta de que algo no estaba bien.
Mientras se encontraba sumido en sus pensamientos, Yun Shishi sostuvo sus hombros y empujó su rostro carmesí hacia el de él, tratando de alcanzar sus labios con impaciencia.
Él achicó sus ojos y trato de esquivarla, pero ella cubrió de besos su cuello y evitó que él la esquivara. Sin dudarlo, ella logró besar sus labios.
Sus besos no tenían control ni habilidad. Eran inexpertos, torpes y levemente desesperados.
Obligada por el deseo amenazador que tenía en su interior, ella destrozó sus delgados y fríos labios, como un demonio.