Lu Xinyi hizo una ligera mueca cuando el líquido frío tocó su cara y piel. Podía sentir el vino goteando desde su mentón y mojando su ropa. Debió haberlo visto venir.
—¡Estúpida! ¡¿Qué crees que estás haciendo?! —le gritó Zhao Xi a la maître, arremetiendo desde su asiento para darle una cachetada. Pero antes de que pudiera golpearla, Lu Xinyi tomó su brazo y la empujó de regreso a su asiento.
Zhao Xi estaba furiosa. ¡Nunca había visto a una mujer intentando humillar a otra solo por celos! Shen Yi enfurecería si descubría que estaban maltratando a su esposa. ¡Alguien tenía ganas de una muerte dolorosa!
—Está bien, Zhao Xi. Yo me encargo de esto —dijo con serenidad, no solo sorprendiéndola a ella, sino que a sí misma también. A estas alturas debería haber estallado de rabia, pero su cara se mantuvo neutral.