—Señorita Feiyan.
La asistente de Sun Feiyan, Chen Anqi, estaba de pie detrás de ella mientras observaba hacia fuera por las ventanas de tamaño completo de su oficina. El cielo oscuro invadía todo y la lluvia caía con fuerza afuera.
—¿Qué pasa, Anqi? —preguntó sin voltear a ver a su asistente.
—Ya empezaron a correr los rumores sobre Lu Xinyi. El periodista que contratamos hizo bien su trabajo. —Algo andaba mal en el tono de su voz y Sun Feiyan se dio cuenta.
—¿Qué ocurre? ¿Quieres decir algo?
Chen Anqi soltó un suspiro y tomó con más fuerza la carpeta en sus brazos.
—Su Tía Mingai llegará mañana por la tarde. ¿Está segura de que está lista para enfrentarla? Estoy preocupada por usted, Feiyan —dijo en voz baja.