Justo como dijo, ShenYi la llevó a Lu Xinyi al hospital privado. Antes de que la recepcionista pudiera tomar los nombres de él y Lu Xinyi, una familiar mujer corrió hacia ellos y saludó a ShenYi.
—Esto es una sorpresa. No supe nada de ti en seis mesas —dijo y luego miró a Lu Xinyi, quien todavía estaba en los brazos de ShenYi— oh, discúlpame. Qiao He me informó de lo que te pasó cariño.
Ella movió una mano y llamó a una enfermera de turno—. Puedes poner a esta hermosa señorita en una silla de ruedas y yo la voy a cuidar.
—Zhao Xi, espero que trates esto como un asunto privado —le advirtió ShenYi.
—Por supuesto, presidente Shen. No tiene que recordármelo—les susurró la doctora, llamada Zhao Xi, que fue hacia la recepción y luego agarró la silla de ruedas de Lu Xinyi y la llevó a una oficina privada con ShenYisiguiéndolas detrás.