Todos estaban horrorizados con lo que hizo Lu Xinyi. Comenzaron a decirle cosas feas que molestaron a los mellizos Shen.
—Papi... —Las manos de la pequeña Yuyan tomaron la manga de Shen Yi. Su voz temblorosa buscaba el consuelo de su padre adoptivo.
Los ojos de Shen Yi mostraban el tipo de dulzura que solo le daba a su esposa y a estos dos niños. Puso su mano suavemente sobre la cabeza de la pequeña Yuyan, pasando los dedos por sus suaves mechones. La niña se calmó con eso. Deslizó la mano hacia abajo, la mantuvo en su hombro y le susurró con una voz calmada.
—Mami Xinxin es valiente. Sabe lo que hace. Es solo que hay gente que no sabe de lo que está hablando. Tienes que entender que, a veces, a algunas personas les es más fácil hablar tonterías en lugar de pensar bien.