Shen Xue estaba empezando a lamentar la decisión de llevarse a los gemelos con él por un día. Realmente esperaba que su hermano y su cuñada se unieran a ellos, no creía que ellos lo dejarían de lado para que él cuidase a los niños..
—¡Vamos, tío Xue! ¡Tienen muchos juegos y paseos por allí! —exclamó Shen Zhichen emocionado.
—Noooo…—se quejó la pequeña Yuyan—. Quiero unas manzanas de caramelo y helado. Por favor, tío.
Shen Xue olió la comida desde la distancia, también podía oler todo tipo de dulces, carnes a la brasa y el aroma a mantequilla de las palomitas de maíz. El olor lo llevó a sus primeros recuerdos con Shen Yi en su niñez.
—Tomen. Usen estas pulseras. —Shen Xue les dio a los niños dos bandas verdes que debían usar en sus muñecas—. No se alejen demasiado de mí o se perderán.