Tal y como habían planeado, condujeron hacia el registro civil para hacer efectivo su matrimonio. Lu Xinyi pensó que esto había sido tan precipitado que no tuvo tiempo para comprarse un vestido de bodas o los anillos. Su teléfono sonó mientras salían del auto. Era Gong Yijun de nuevo.
¿Acaso había percibido que ella se iba a casar hoy, y por ende él iba a intentar detenerla?
Sacudió la cabeza. Imposible.
Gong Yijun solía pensar demasiado las cosas y era bastante demandante cuando quería algo. Quizá esa fue la razón principal por la cual la engañó. No importaba cuántas veces él le pedía sexo, ella siempre lo evadía.
Pero de todas las personas posibles, dormir con Meng Jiao..
Si ella se casaba con Shen Yi, él se arrepentiría de haberla engañado. Veamos cómo reaccionará el par de infieles cuando se enteren que no habían logrado arruinarle la vida.
Lu Xinyi ignoró su llamada, como él solía hacerlo con ella cuando estaba con Meng Jiao. ¡No iba a permitir que arruinara su día especial! Era su día de boda, no importaba si era por un matrimonio por conveniencia entre ella y Shen Yi. Al menos él era suficientemente hombre como para conocer sus límites y no forzarla a hacer nada… aún.
Se bajó del auto y se puso los lentes, en caso de que alguien la viera con Shen Yi. Habían decidido mantener todo bajo perfil, solo permitiendo que sus familias (principalmente la de él, exceptuando la familia Sun por el lado de Lu Xinyi) supieran acerca de las nupcias.
Ella aún estaba usando el morado vestido veraniego, a diferencia de Shen Yi, quien lucía un espectacular traje azul oscuro, que complementaba con su masculino cuerpo. Sus zapatos negros estaban bien pulidos y brillaban mientras se acercaba a ella.
—¿Estás segura? Apenas registremos nuestro matrimonio, no hay vuelta atrás —preguntó Shen Yi por última vez.
—¿Qué? ¿Realmente quieres hacer esto o no? ¿Quieres posponerlo para otro día?
Para ser honesto, a Shen Yi no le costaría conseguir otra mujer para casarse. Con su físico que quitaba el aliento y su dinero, podía escoger a la mujer que quisiera. ¿Acaso era malo que haya escogido a Lu Xinyi por sobre todas las mujeres que había conocido antes?
No. Se rehusaba a creer que había elegido a la mujer equivocada. A pesar de haber admitido que se casaba con él para acabar con la presión ejercida por la familia Sun, ella había rechazado la mayoría de las cosas que él le ofrecía.
Rechazaba todo, excepto la comida.
Sí.
La comida.
Desde el momento en el que hicieron el pacto en el crucero, ella había devuelto todas las cosas que él le mandaba a su habitación. Cuando él intentó confrontarla al respecto, ella simplemente fruncía el ceño y resoplaba.
—No soy una aprovechadora. Gracias, pero…no, gracias. No accedí a casarme contigo por tu dinero. Planeo conseguir un trabajo después de que nos casemos.
Volviendo al presente…
—No. Solo me aseguro de que esto es lo que quieres —dijo Shen Yi.
—Entonces vamos. No deberíamos desperdiciar tiempo aquí—Lu Xinyi guiñó de vuelta. La larga mano de él sobre su brazo no había pasado desapercibida. Se aferraba a ella como si fuese a fugarse.
—Creo que estamos listos —dijo Shen Yi mientras avanzaba con Lu Xinyi en modo remolque.
—Acabemos con esto —murmuró ella.
Las formalidades estuvieron listas en un respiro, en lo que concierne a Lu Xinyi. En solo una hora ya tenían su certificado de matrimonio, el cual comprobaba que ellos ya eran marido y mujer. Ella estuvo muy nerviosa durante la ceremonia, pero la presencia de Shen Yi hacía que todo valiera la pena.
Antes de que pudiera darse cuenta, ya había acabado. Lu Xinyi suspiró de alivio mientras regresaban al auto. Se decía a sí misma que habían hecho lo correcto y que el matrimonio la protegería de los malestares causados por Gong Yijun, Meng Jiao y la familia de su madre.
—¿Qué se siente ser la señora Shen? —preguntó Shen Yi con una entretenida mueca.
Lu Xinyi rió y sacudió la mano en su dirección.
—Oh, vos. Es bueno, es realmente bueno. Mi esposito no debiese olvidar consentirme con muchísima comida, según lo acordado.
—Pero claro, cariño, lo que sea por ti —abrió el asiento delantero para ella—¿Estás segura de que no quieres que te acompañe a buscar tus cosas? ¿realmente necesitas verlo?
Ella se introdujo en el auto y le tocó el brazo.
—¡Oh, Dios! ¿Ya estás celoso? ¿No crees que es muy pronto?
Shen Yi le dio una ligera sonrisa.
—No. Solo te recuerdo que las parejas casadas no deben vivir separadas. Quiero que te mudes conmigo esta noche. De lo contrario irrumpiré donde quiera que estés y te traeré a casa.