Lu Xinyi observó a una feliz pareja caminar hacia el centro del bar, junto con todas las otras parejas animándolos. El muchacho acababa de proponerle matrimonio a la chica, quien felizmente aceptó.
La gente los animaba y aplaudía, felicitándolos y bendiciéndolos por el futuro matrimonio. Lu Xinyi sacudió la cabeza, ingirió el séptimo trago de la noche y se limpió los labios con la parte posterior de su mano.
—¿Puedes creerlo? Mi ex-novio se cogió a mi mejor amiga. —Lu Xinyi se rió amargamente. Aún no podía olvidar la escena con la que se encontró.
—Sí, cariño, sí. Lo has dicho muchísimas veces hoy —Shen Yi le apartó el vaso vacío de la mesa.
Ella estaba sentada en un taburete próximo a la barra libre, con Shen Yi a su lado. Tenía las piernas cruzadas, lo que le permitía al hombre tener una buena visión de sus torneados muslos.
—Deja de mirar —le dijo Lu Xinyi bruscamente.
—¿Qué?
—Eres tan pervertido —murmuró para sí misma. Sin embargo, Shen Yi fue capaz de escucharla. Él se río ante su nerviosismo.
—Entonces, ¿a dónde debería mirar? —volteó la mirada a su pecho.
Viendo donde sus ojos descansaban, Lu Xinyi se cubrió el pecho con ambos brazos.
—Sabes, Shen Yi, estás arruinando la normativa de los CEOs[1] y presidentes.
Shen Yi parpadeó. No tenía idea de a qué se refería ella.
—¿Qué normativa?
Lu Xinyi volteó los ojos y azotó la mesa con la mano. Le pidió al bartender otro trago. Heh, ahora que se va a casar con Shen Yi, iba a tomarle la palabra de no tener que gastar otro centavo.
Bueno…
Ella no debió haber aceptado, pero cuando le mencionaron la cantidad de bistecs y hamburguesas que obtendría si aceptaba, cayó voluntariamente en su trampa.
—Xinyi, eres una glotona.
—Sabes, esos estúpidos CEOs creen controlar el mundo, esperan que las mujeres caigan instantáneamente en su regazo, pero tú…
—¿Qué pasa conmigo?
Lu Xinyi eructó. Sí, damas y caballeros, Lu Xinyi eructó justo en frente de él.
—Eew, qué poco femenino de tu parte.
—Dice el hombre que consigue a una mujer solo para ocultar su homosexualidad.
—Oye, no soy gay, no evadas la pregunta. ¿Cómo es que arruino la normativa?
Lu Xi no lucía convencida, resopló en su dirección y tomó una copa de vino del mostrador.
—Hmm…porque eres tan narcisista —hizo una pausa, como si estuviese pensando en algo—, No, la mayoría de CEOs que veo en dramas coreanos son hombres idiotas, fríos y dominantes.
—¿Y yo soy diferente por…?
Lu Xinyi se encogió levemente de hombros.
—No sé si eres gay o no, pero ciertamente eres un hombre lujurioso. No hay duda de ello.
—Simplemente aprecio la belleza de mi futura esposa. ¿Es realmente tan malo? —dijo Shen Yi mientras la veía tomar otro trago.
—Apreciar…¡un carajo! No dejas de verme el pecho y las piernas. ¿Tienes un fetiche o algo así?
Shen Yi no podía borrar la mueca de sus labios. Ningún momento era aburrido cuando Lu Xinyi le hablaba. Ella era vibrante, animosa y, obviamente, impredecible; pero a él realmente le gustaban esos rasgos. A él realmente le gustaba cuando ella hacía pucheros y muecas a sus espaldas, creyendo que él no podía verla.
—Bueno, no me molesta tu copa A —respondió—, y estoy seguro que es más que suficiente para mis manos.
Lu Xinyi tosió. ¡No podia creerlo! ¡Mencionó su talla de sostén!
—Dios mío, ¿por qué accedí a casarme con este hombre?
—¡C-cállate! No quiero escuchar eso de tu parte.
¿Por quéél era tan bueno para hacerla enojar?
—Hmm, desde el principio me gustó tu pecho plano. ¿Sabias que, cuando estabas en mis brazos, no había nada entre mí y tu corazón? Podía sentir tus latidos junto a los míos. No te pongas tan insegura por no tener unos melones grandotes. Me gusta más así.
Oh, Dios. Lu Xinyi sintió que estaba rojísima de la vergüenza. Empezó a contemplar cómo hacerlo callar y dejar de decir tantas perversiones. Sus labios se contrajeron como si fuese a decir un insulto. Estaba realmente tentada a empujar a Shen Yi fuera del crucero en cualquier momento dado.
[1] CEO (Chief Executive Officer) es un director ejecutivo; el cargo más de una compañía.
Ella ya estaba ebria, y Shen Yi no sabía cómo lidiar con eso.
Desde que hicieron el pacto, ambos accedieron a quedarse juntos hasta que terminaran las vacaciones, pero eso no significa compartir la suite. Decidieron empezar a familiarizarse el uno con el otro para que la gente no dudara de su repentino matrimonio.
Shen Yi volteó a mirarla y frunció el ceño. Afortunadamente él no estaba tan ebrio como ella, de lo contrario hubiesen tenido un momento difícil esa noche.
—Estás ebria. Demos por terminada esta noche.
—Noooooooo —sollozó Lu Xinyi—, dime, Shen Yi, ¿acaso no soy bonita? ¿soy realmente tan fea? ¿Por qué juegas con mis sentimientos?
Él se quejó. Este era el motivo por el cual se rehusaba a asociarse con mujeres. Tienden a convertirse en un desastre emocional en cualquier momento dado. Sin embargo, él no podía simplemente dejarla ahí, ¿cierto?
—No, ¿quién dijo que eres fea? No es tu culpa que él encontrase a alguien más. No fue un error haberlo amado mucho, sino más bien quedarte tanto tiempo con alguien que nunca pudo ver cuánto vales.
—¡Entonces él es realmente estúpido! —eructó de nuevo, posando una mano sobre su boca. Shen Yi rezó a todas las deidades para que ella no vomitase encima de él. Entrecerró los ojos hacia ella.
—Eso fue realmente triste.
Sollozo.
—Él fue mi primer novio, y ella era mi mejor amiga, sabes.
Sollozo.
Sus lagrimas volvían a brotar, y Shen Yi estaba llegando al límite. Ella lucía como un gatito abandonado que lloraba por ayuda.
Shen Yi le pasó un pañuelo. Ella se sonó la nariz fuertemente antes de empezar a llorar de nuevo. Reposó la cabeza en su codo y lloró con más fuerza.
—Hey —el bartender llegó y alejó las bebidas de Lu Xinyi—, creo que tu novia ya ha tomado suficiente alcohol por esta noche. Llévala a algún lado.
—¡Él no es mi novio, idiota! Es mi esposo... —hizo una pausa al darse cuenta de que aún no se habían casado—. Y estoy triste y sola, ¡imbécil!
El bartender quedó boquiabierto. ¿Por qué lloraba por su ex-novio en frente de su esposo? Miró a Shen Yi, incrédulo.
—Demasiado alcohol, ¿recuerdas?
Shen Yi se reincorporó y levantó Lu Xinyi.
—Será mejor que volvamos a nuestra suite, mi amor.
Hizo que se parara y, juntos, salieron del bar a tropezones. Afortunadamente, las escaleras estaban cerca del bar, así que solo necesitaban subir para volver a la suite privada. Shen Yi estaba un paso adelante de ella, ayudándola a subir cada escalón. Se sacudió repentinamente al sentir una mano en su trasero.
—¿Acaso acabas de manosearme? —parpadeó.
—Hmmmm... —asintió ella.
—¿Por qué lo hiciste?
—Es una regla secreta para las novias: manosear a sus novios cuando están subiendo las escaleras.
—…. —Él nunca entenderá la lógica que ella usa cuando está bajo la influencia del alcohol.
—Pero no soy tu novio —le recordó.
—No importa. Estoy cansadaaaaaa.
Llegaron a la puerta delantera, él buscó ciegamente las llaves en su abrigo. Insertó la llave y abrió la puerta. Lu Xinyi entró antes que él y se tropezó con el suelo alfombrado.
—Ooow.
Shen Yi extendió una mano para ayudarla levantarse, pero, en cambio, ella lo agarró y lo hizo caer a su lado. Se quejó mientras caía encima de ella, para después echarse a un lado. Estaba cansado y exhausto.
—Está prohibido que vuelvas a ingerir o probar alcohol otra vez —le dijo.
Lu Xinyi tarareó, accediendo. No debió haber tomado tanto, pero se sentía sola y necesitaba dejar salir sus frustraciones. Si Shen Yi no hubiese estado con ella, no hubiese bajado la guardia. Se dio la vuelta para estar frente a él y le peinó el cabello con las manos, sorprendiéndolo.
—¿Por qué eres tan guapo, esposo mío? —pinchó sus costillas, haciéndolo estremecer ante su tacto.
—….
—Estás tonificado y tu espalda es taaaan ancha —palmeó su hombro izquierdo.
—¿No te gusta? —Él se tocó el brazo.
Lu Xinyi cerró los ojos. Se sentía tan somnolienta y exhausta, pero luchó por permanecer despierta para poder irse a la cama. Se esforzó para levantarse con la ayuda de Shen Yi, fue a la habitación y empezó a quitarse los zapatos.
—Pido la cama. Tú duerme en algún otro lado —dijo ella.
—¿Qué? —Shen Yi la miró. ¿Acaso lo estaba echando de su propia cama?
—Naa-ahh —Meneó el dedo—, tienes un sofá muy lindo por allá, te sentará bien. —dijo Lu Xinyi antes de tirarse a la cómoda cama. Ahh, esto era mucho mejor que su propia cama. Abrió un ojo y vio que él seguía parado a su lado.
—Vete, esposito. Te vas a la casa del perro —murmuró antes de sucumbir ante el sueño.
Shen Yi se congeló. No podía creer lo que ella le había dicho. ¿Acaso esta era su venganza? ¿Aún no estaban casados y ya lo mandaba a la casa del perro?
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