Había sido una pesadilla horrenda, sin ningún tipo de presentimiento. Era la primera vez que Su Qianci tenía un sueño así, lo que la hizo sentir aún más angustiada. Buscó su teléfono y llamó a Li Sicheng, pero nadie contestó. Su Qianci se preocupó aún más. ¿Por qué no había respuesta a esas horas? Miró el reloj y eran las dos de la mañana.
Li Sicheng siempre había tenido un sueño ligero. Si oía su teléfono sonar, se despertaría sin duda. ¿Estaba apagado o no había señal? Hecha un lío, Su Qianci siguió llamando y, a la quinta llamada, alguien contestó.
—Cariño.
Oír la voz de Li Sicheng hizo que Su Qianci se relajara de inmediato. Con los ojos humedecidos, preguntó:
—¿Por qué has tardado tanto?
—Estoy en una reunión con un socio estadounidense. Es posible que mañana haga un viaje de negocios.
Su Qianci estaba algo escéptica mientras escuchaba esas palabras. Si no recordaba mal, él no tenía ningún proyecto importante ahora mismo.