El vuelo desde Nueva York a Kingstown aterrizó a las 20:48.
Yu Lili entendió entonces por qué Li Sicheng le había ofrecido diez millones de dólares a Luo Zhan. ¡Diez millones! Sin embargo, había valido la pena porque le habían dado una lección a Tang Mengying. Sorprendida por ver lo lejos que Li Sicheng estaba dispuesto a llegar, Yu Lili sintió mucha envidia de Su Qianci. Con un hombre que la quería tanto y un mejor amigo que siempre la protegería, tenía mucha más suerte que Yu Lili. Miró a Ou Ming con amargura. El destino de cada persona era único.
Ou Ming estaba hablando con Luo Zhan. Al notar la mirada de Yu Lili, volteó para mirarla. Se dio cuenta de no estaba contenta y se acercó a ella para preguntarle:
—¿Qué te pasa?
—Nada.
Yu Lili curvó los labios y decidió no decírselo.
Ou Ming arqueó una ceja, confuso. Se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla.
—¿Estás enfadada?
Yu Lili se limpió la cara con una mano.
—¡Para!