Li Sicheng se acercó y miró a Su Qianci. Pero enseguida su mirada se posó en Bo Xiao.
—Gracias, señor.
Li Sicheng extendió una mano hacia él y continuó:
—Si no fuera por usted, mi esposa se podría haber caído.
Su Qianci de repente se sintió halagada. ¿El estaba agradeciendo a alguien más por ella?
Pero, Bo Xiao había captado la palabra clave. Esposa. Este tipo le estaba dando una advertencia. Bo Xiao curvó sus labios y también extendió su mano, estrechándola con Li Sicheng.
—No se preocupe, señor Li.
—¿Me conoce?
—El Sr. Li es una gran leyenda que sería demasiado ignorante si no lo conociera. Soy Bo Xiao.
—Li Sicheng.
—Encantado de conocerlo.
—El placer es mío.