En medio de la niebla, Ji Ning se estaba allí, mirando a sus cinco mayores. El Patriarca, su padre y los demás estaban muy tranquilos. Claramente, ya habían tomado su decisión.
—Yo soy el Patriarca —dijo Ji Nuevefuegos con mucha calma—. Por el bien de los miembros del clan Ji, ¡por el bien de la reputación del clan Ji, me sacrificaré y seré yo quien enfrente a la Montaña del Dragón Nevado!
—He vivido casi cuatrocientos años. Crees que yo, Ji Sombra, ¿me esconderé para vivir por unos años más mientras observo a mis compañeros del clan caer en peligro? Además, me siento muy feliz de poder encarar a la muerte con mi hermano mayor —dijo la Abuela Sombra con su voz ronca.
—Donde sea que esté mi amada, estaré allí con ella —el viejo sirviente, Ah Xing, en realidad acababa de hablar. Un evento raro de hecho.
—Es suficiente con que estos tres viejos estemos allí—Nuevefuegos sonrió.