Nadie había pensado que Iván sería tan drástico en su apoyo a Marvin. La Espada Élfica que llevaba en la mano dejó escapar un chillido largo y animado.
La Reina de los Elfos del Mar también extrajo sin atisbo de duda su Cetro del Emperador del Mar, un elemento al nivel de Artefacto. Su relación con Iván era bastante curiosa, pero a sus ojos, Iván era su hombre, y aquellos a quienes él deseaba proteger también eran dignos de su protección: era tan sencillo como eso.
En cuanto a Jésica, no tenía ganas de hablar con aquel caprichoso grupito. Aquella joven que guardaba la Habilidad del Poder entre las Hechiceras del Destino jamás había tenido interés en soportar las quejas y reclamos de otros. Se aferró estrechamente al Huevo Mágico del Diablo, empleando con calma su Poder del Destino para revisar la condición de Marvin. Le alegró saber que su estado no estaba tan deteriorado como hasta hace algunos minutos antes.