El segundo desafío probaba el trabajo de pies. Marvin fue llevado a una habitación especial. Esta habitación solo tenía dos puertas a cierta distancia una de otra. Marvin necesitaba cruzar esta habitación en quince segundos: lo más importante en la sala eran los obstáculos.
Marvin miró a los numerosos Hongos Explosivos distribuidos por la habitación sin expresión alguna. Ya estaba listo.
Cada Hongo Explosivo se movía bastante lentamente, sin embargo, aunque uno no lo pisara, explotaría automáticamente mientras estuviera cerca. Era una forma de vida muy peligrosa.
Además, lo más aterrador era que si explotaba un Hongo Explosivo, la onda expansiva se propagaría al siguiente hongo, causando una reacción en cadena. En otras palabras, siempre y cuando uno diera un paso en falso, lo que le esperaba era una habitación llena de explosiones. Muchos competidores se dieron por vencidos al ver esta prueba.