La emoción por los playoffs se extendió como un reguero de pólvora. Como la competencia más intensa de cada temporada, esta era una gran manera de ganar dinero por parte de la Alianza. Los equipos que fracasaron en su intento de entrar a los playoffs solo podrían ver con envidia los sucesos. No recibirían un pedazo del pastel por la transmisión de los playoffs, la venta de boletos, publicidad, etc.
Estas eran las preocupaciones de los dueños y managers de los clubes. Para los jugadores profesionales, los playoffs eran el escenario más alto al que se podía subir y el lugar en donde podían conquistar la mayor gloria.