Al oír la pregunta, Qin Chu se quedó sin palabras. Levantó la mirada hacia Huo Mian en busca de ayuda, pero esta contestó con impotencia: —Son así desde que comenzaron a hablar... siempre me hacen elegir entre las dos. Contestar "ambas" no es una opción.
—¿Puedo elegir no contestar?
—¿Por qué no? —preguntó Pudin con curiosidad.
—Porque si escojo una, la otra se pondrá triste... Ambas son mis hijas y quiero que las dos estén contentas. En serio no puedo elegir entre una o la otra.
—Bien... si lo pones de esa forma por ahora lo dejaré pasar.
Para sorpresa de Huo Mian, ¡Qin Chu había conseguido que Pudin lo dejara en paz! Qué milagro...
—Papi, hiciste todo esto tú solo, ¿cierto? —preguntó Pudin mientras mordía un trozo de salchicha.
—¿Cómo lo sabes, Pudin? —preguntó sorprendido Qin Chu.