La señora Su suspiró, parecía que su hijo se iba a hundir de nuevo en una depresión.
La gente que estaba en la segunda mesa se había vuelto loca al ver a Qin Chu. Gao Ran se levantó, trataba con todas sus fuerzas de reprimir la emoción que sentía. Realmente quería gritar el nombre de Qin Chu frente a todos.
Casi sin saber cómo articular las palabras, exclamó: —¡Dios mío, en serio es él! Mi hermano finalmente está a salvo en casa...
—En serio es... el señor Qin... en serio volvió —murmuró Zhu Lingling para sí misma mientras se sentaba en la silla.
El rostro de Jiang Xiaowei se llenó de alivio.
—Mian no esperó tanto por nada...
La verdad era que estaba feliz por Huo Mian. A pesar de que se sentía mal por Su Yu, Jiang Xiaowei también sabía que la vida de Huo Mian durante los últimos cuatro años no había sido la mejor vida, solo que era buena fingiendo.