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—No tengo nada que decir. Me voy, ustedes continúen —luego de hablar, Su Yu se levantó para irse.
—Yu actúa muy raro hoy —dijo Tang Chuan.
—¿Está renunciando a Huo Mian? —preguntó Zhu Lingling.
—No, lo conozco bien. Se debe estar volviendo loco en su mente y en lo único que puede pensar ahora mismo es en salvar a Huo Mian.
Esa noche después de trabajar, Su Yu condujo de vuelta hacia la propiedad Su para cenar. En la mesa, el señor Su seguía discutiendo acerca de lo que había sucedido, pero Su Yu no contestaba.
La señora Su, por otra parte, seguía colocando comida en el tazón de su hijo.
—Yu, come un poco más.
—Yu, ven a jugar ajedrez conmigo después de cenar —le pidió su abuelo.
—Está bien —Su Yu accedió, lo que rara vez hacía antes de aquel día.
Dentro de la sala de ajedrez.
Su Yu acomodó el tablero y gritó: —abuelo, podemos empezar.