Ella amaba a Qin Chu, así que trataba a Qin Yumin como a su propio padre.
—Gracias por no guardarnos rencor a mi esposa y a mí por nuestros errores en el pasado y gracias por permanecer junto a Qin Chu durante todo este tiempo. No puedo decirte cuánto lo sentimos por ti, tu madre y tu difunto padrastro...
—No digas eso, papá. Deja que el ayer se quede en el ayer... Realmente ya no los culpo por eso —dijo Huo Mian sinceramente.
—Creo que esto es el karma... Aquella fue la única vez que hice algo en contra de mis principios, así que es mi turno de sufrir. Ya sé lo que tengo, ya no tienes que ocultármelo... El Dr. Liu me contó todo, supongo que no me queda mucho tiempo...
—Sé que estarás mejor, papá.
—Conozco mi cuerpo mejor que nadie, así que deja de intentar que me sienta mejor. Supongo que no soy lo suficientemente afortunado para conocer a mi nieto... —los ojos de Qin Yumin se llenaron de lágrimas mientras hablaba.