—Te extrañaba. Eres un mocoso malagradecido, no has vuelto a casa en mucho tiempo. Tu abuelo también me ha estado insistiendo.
—Oh... He estado muy ocupado y olvidé ir a visitarlos —Su Yu pensó en una excusa al azar.
—Ven, siéntate.
La señora Qin le dio un golpecito al asiento junto a ella. Su Yu se quitó la chaqueta, reveló una camisa de estilo chino muy elegante y se sentó junto a su madre.
—¿Estuviste bebiendo? —preguntó la señora Su al oler el hedor a alcohol en su hijo.
—Ajá —asintió. Entonces, ella le dio una manzana ya pelada.
—Come algo de fruta.
Su Yu tomó la manzana, le dio un mordisco y lentamente se reclinó en el sofá.
—Yu... Vi la noticia de hoy. —dijo lentamente la señora Su con un tono suave.
—Oh... —Su Yu respondió con indiferencia.
—¿Estás triste?
—¿A ti qué te parece?
Su Yu sonrió con amargura mientras comía un gran mordisco de la manzana.