—No, utilizaré la mía —insistió Gao Ran.
Los dos quedaron discutiendo hasta que una empleada tomó la tarjeta ICBC de Gao Ran, era su tarjeta salarial.
—Tomaré la suya señor. —La empleada sonrió y tomó la tarjeta de Gao Ran. Maldición, Zhu Lingling se sintió increíblemente incómoda.
—Eh, estúpido policía, de verdad no quería que pagaras. Ya gastaste setecientos en el almuerzo hoy, esos ricos imbéciles se fueron justo después de comer. Me siento mal por nosotros, las personas normales. —Zhu Lingling se quejó de Huo Mian y Qin Chu bromeando.
Gao Ran miró abajo y rio. —Está bien, me aseguraré de ir a su mansión a robar una botella de vino. Una de esas botellas vale un año de mi salario.
—Sé lo poco que ganas, ¿puedes no pretender ser rico?
—De acuerdo, son solo diez mil yuanes. Eh, son dos meses de mi salario —admitió Gao Ran, avergonzado de lo poco que ganaba.