Huo Mian reaccionó rápido, y saltó ni bien la pata de cerdo tocó su piel. Luego, fue al baño, y colocó su dedo debajo del agua fría. No era nada serio, solo estaba algo rojo. Cuando todos entraron en razón, Huo Mian ya había regresado a su asiento.
—Eh, ¿por qué me miran todos así?
Huo Mian notó que todos la estaban observando con expresiones extrañas en el rostro.
—Déjame ver.
El Sr. Qin tomó la mano de Huo Mian cuidadosamente y la examinó. Luego de verla notó que no era demasiado serio.
—Lo siento, de verdad lo siento.
El mesero era un chico joven, de unos 18 o 19 años. Él se veía torpe, pero su expresión era sincera.
—Está bien, no lo hiciste a propósito —dijo Huo Mian.
—Voy a ir a comprarte algo de crema para quemaduras. Ustedes coman primero.
Qin Chu se paró para irse inmediatamente. Zhu Lingling alzó sus pulgares y dijo: —¡Mejor esposo en China!