—Si la cita hubiera fallado, estaría celebrando como siempre.
—¿Entonces fue bien? —preguntó Huo Mian, sorprendida.
—No diría exactamente que fue bien. A mis padres les agrada esta persona, pero yo no me siento cómoda.
Entonces, Jiang Xiaowei sirvió dos vasos de licor, le dio uno a Huo Mian, y ella terminó el otro en un trago.
—Eh, déjame beber secretamente contigo otro día, mi esposo se encuentra abajo. Si se entera de que estuve bebiendo, me matará.
Huo Mian no tenía las agallas para beber en secreto. La última vez que bebió, terminó en la estación de policía, y la interrogación de Qin Chu le dio ganas de matarse. El Sr. Qin era terrorífico cuando se enojaba. Sí, él la malcriaba, pero jamás toleraría sus malos hábitos.