—Sí. En definitiva nunca vi a una chica bonita que se solo se cuba el rostro cuando esta desnuda —dijo despacio Qin Chu, con una mueca burlona.
—Oye…—dijo Huo Mian. Había caído directamente en su trampa, y estaba tan avergonzada que deseaba que la tierra simplemente la tragara.
—Me bajaré del auto si no paras —dijo Huo Mian, mientras intentaba abrir la puerta del auto.
—Quédate quieta —dijo Qin Chu sosteniéndola del brazo.
Huo Mian sintió la calidez de su mano bajo sus ropas, y no podía detener las palpitaciones aceleradas de su corazón. Qin Chu la soltó y regresó su mano al volante. Ninguno de los volvió a decir otra palabra.
Media hora después.
El auto se aparcó en una calle llena de comida detrás de la Preparatoria Segunda. Muchos recuerdos comenzaron a surgir en la mente de Huo Mian al ver su vieja preparatoria.
—Oí que esta propiedad fue comprada.
—¿Oh si? ¿Cuándo? —pregunto despreocupado Qin Chu.