Las palabras de Nora hicieron que todos los presentes la miraran sorprendidos.
Jill no entendía por qué había dicho de repente una cosa así, pero, aun así, miró a Tanya con rabia.
—¿Ya no quieres a tu madre biológica? ¡¿Tampoco quieres a tu padre biológico?! Tanya, ¡no esperaba que fueras una persona tan despiadada!
Tanya frunció el ceño ante su regañina.
Sin embargo, Nora sólo tuvo que sonreír y decir: —Por supuesto que quiere a su padre biológico, pero su madre biológica... ¿Tiene siquiera derecho a eso?
Esta frase causó una gran conmoción. Todos los presentes miraron a Nora con incredulidad.
Incluso Tanya frunció el ceño y miró a Nora confundida.