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44.27% VIGGO / Chapter 147: Valkiria y Familia 2.143

Bab 147: Valkiria y Familia 2.143

Viggo se paró en medio de un bosque en la región Sur de Midgar. Él sostenía su hacha en la mano derecha y miraba hacia el bosque oscuro por delante de él. A cincuenta metros por delante de él había un grupo de veinte cegadores consumidos por la magia Seidr. Como resultado de eso, tenían la piel dorada, estaban calvos y les había aparecido cuatro cuernos en los costados de la cabeza.

Viggo estaba al frente como la vanguardia mientras Rosewisse estaba en la retaguardia, apuntando con su varita. Ella iba a disparar sus magias como siempre lo hacía, pero Viggo dijo -a mi señal lanza una gran magia en el centro del grupo de cegadores. Después, déjame el resto a mi-

Rosewisse miró la nuca de Viggo cubierta por el cabello rojo hasta los hombros. Él volteó su rostro, la miró de soslayo y ella asintió con una expresión seria. Rosewisse canalizo mana a la varita de plata y creo un círculo brillante con la runa de sowelu. Al mismo tiempo, Viggo miró hacia adelante y comenzó a correr a toda velocidad, pero sin activar el touki.

Por otro lado, los segadores soltaron rugidos bestiales y corrieron portando espadas y escudos.

Rosewisse lanzó una gran bola de fuego que golpeo el grupo en el centro y exploto en un mar de llamas. Eso lanzó a los diez cegadores sobrevivientes hacia los lados. Viggo llegó de inmediato y descargo su hacha con ambas manos sobre la cabeza de uno de los cegadores en el suelo. Los cegadores reaccionaron inmediatamente y se trataron de poner de pie. Viggo descargo su hacha sobre la cabeza de uno que estaba de rodillas, le abrió la cabeza dejándolo medio muerto, pero los cegadores no morían tan fácilmente. Al haber sido humanos y ahora estar corrompidos por la magia seidr, se podían considerar existencias similares a las plantas. Como prueba de eso, muchos cegadores que habían sido afectados por la magia levantaban sus manos al cielo, como si fueran plantas y las venas en su cuerpo brillaban de un verde fosforescente.

Viggo decapito al cegador que tenía en frente de un solo movimiento y se movió al siguiente. Dos cegadores con escudos se pararon por delante de sus compañeros para darles tiempo de regenerarse. Pusieron sus escudos firmes y esperaron el ataque. Viggo lanzó su hacha y golpeo a un cegador que estaba por detrás de ellos. Los cegadores con escudo al verlo desarmado movieron sus escudos y descargaron sus espadas. Sin embargo, no contaban con que el hacha de Viggo volvería de vuelta y los golpearía en la nuca.

Viggo agarró el hacha en aire y al ver a los dos cegadores con escudos atontados por el golpe del hacha, descargo de izquierda a derecha su hacha, partiendo por la mitad las cabezas.

Al mismo tiempo, Rosewisse desde la parte posterior calculo la distancia entre Viggo y el grupo de cegadores que se estaban regenerando. Canalizo mana a su varita de plata y creo otro circulo de energía en el aire con la runa de sowelu en el centro. Disparo otra bola de fuego que voló por encima de Viggo y los cinco cegadores que peleaban con él. Ella dio en el blanco y volvió a golpear a los cegadores, destruyendo sus esfuerzos por regenerarse.

Al mismo tiempo, Viggo sonrió al ver a Rosewisse tan motivada, rugió con cada golpe, esquivo los ataques y en un solo movimiento avanzó por un pasillo de cegadores decapitando a todos a su paso. Después corrió a donde la bola de fuego había estallado y encontró a los cegadores tirados en el suelo. Tomo su hacha con ambas manos y se movió rápido y de forma fluida, decapitando a cada uno.

Dos minutos después quedaba un bosque en llamas, el cual Rosewisse apago con círculos de magia con la runa de Laguz en el centro, parecida a un "1", pero con la nariz apuntando hacia la derecha.

-¿Estás bien?- preguntó Rosewisse al ver a Viggo venir en su dirección

-Sí, fue mucho más fácil de lo que pensaba. Tú magia es increíble, ojalá fuera tan bueno. Eso me ahorraría un montón de problemas-

-Todos tienen sus puntos buenos- dijo Rosewisse con una sonrisa, feliz por ser reconocida -si tú quieres, algún día, yo, bueno, te podría enseñar-

-Eso sería de ayuda, pero en otro momento. Ahora concentrémonos en llegar a la cima de la montaña de los Jotnar. No pensé que este sector del bosque estuviera tan infestado de cegadores-

-Todo sería mucho más fácil si pudiéramos volar- murmuro Rosewisse y de forma inconsciente agito sus alas

Viggo quedó mirando las alas blancas recubiertas por una especie de armadura de oro -no lo sé, jamás he volado- dijo -pero me causa curiosidad porque tus alas llevan una armadura tan pesada, pero por delante solo llevas una especie de túnica ornamental-

-Las alas son una parte importante de nosotras las valkirias- dijo Rosewisse -es donde está la mayor parte de nuestra sangre-

-Entiendo, pero ¿Cómo resististe los ataques de ese tipo? Su martillo era demoledor y a pesar de que lo resistí con mi escudo, me da la sensación de que no iba en serio-

-También pienso que no iba en serio- respondió Rosewisse -con respecto a resistir, bueno, tengo mis magias de defensa-

Ella miró a Viggo, como queriéndole decir más, pero conteniéndose por pura auto protección. Viggo entendió esa mirada y negó con la cabeza mientras mostraba una sonrisa amigable -no es necesario que me enseñes, yo también tengo mis propias formas. No quería incomodarte- dijo

-No me incomodas, no, bueno, sí me incomoda- dijo ella en voz baja y termino de apagar las llamas para que no se extendieran por el bosque.

-¿Vamos?- preguntó Viggo y ella asintió.

Los dos caminaron por el bosque de la zona sur de Midgar, un lugar oscuro por el denso follaje y el cielo semi nublado. A lo lejos se escuchaba el oleaje del Lago de los Nueve Reinos. Normalmente Viggo llevaría a mano su arco para disparar a los cuervos espectrales, pero Rosewisse con su varita era inigualable. Su límite era cien metros, pero eso era más que aceptable para detectar y abatir a los cuervos.

-Es una magia originalmente vanir- dijo Rosewisse a medida que avanzaban -requiere de la comprensión de la naturaleza del animal, escribir la runa sobre una base sólida, de preferencia metálica y conductora de mana, como el acero enano. Además de que introduzcas tu intención en la runa-

-¿Intención?- preguntó Viggo

-Sí, intención. La runa en sí es una fuente de poder, pero la intención es lo que le da finalidad. Por ejemplo, yo ocupo la runa de Sowelu en mi circulo mágico, pero mi intención hace que la fuerza se condense en una bola de fuego. El mana es solo el contenedor que me permite extraer una cierta cantidad de poder de la runa. Mientras más poder, más mana necesito para contenerlo y darle la forma que quiero-

Viggo asintió, llevó su mano a la bolsa de cuero en su cintura y metió sus dedos en el interior. Después sacó tres piedras y las mostró. Rosewisse vio el gesto y acercó su mano izquierda, ya que con su derecha sostenía su varita de plata.

-Esto, lo hizo una madre- dijo Rosewisse mirando con cierto cariño la runa -berkana, ligada a la maternidad. Las mujeres al ser capaces de generar nueva vida pueden considerarse lo más cercano al Yggdrasil, quien alimenta a los nueve reinos. La persona que hizo esta runa extrajo fuerza de su estado y creo esta runa con el fin de fortalecer a la persona que lo portara. Es antigua, muy antigua- dijo al ver los rasguños y los bordes resquebrajados -esa persona debe haber muerto, pero la resolución de aquella madre era tan fuerte que el encantamiento dura hasta el día de hoy- ella miró a Viggo y sonrió -no te sirven ¿Cierto?-

Viggo negó con la cabeza mientras sonreía -no, no me sirve para nada, pero las conserve para entender de donde provenía su poder. Las otras runas también son berkana, pero tienen diferentes fortalezas-

-Entiendo- dijo Rossewise con una sonrisa, se la devolvió a Viggo y él las guardo.

Viggo levantó su mirada a la copa de los árboles y aunque no podía ver al cuervo de esta posición, lo sentía como si fuera una aguja que atravesaba todo en esta dirección -parece que el padre de todo, realmente lo quiere saber todo-

-¿Más cuervos?- preguntó Rosewisse deteniendo su avance.

Viggo asintió, se detuvo y la miró a los ojos -a unos trecientos metros de aquí- dijo

Rosewisse sonrió al ver la seguridad con que Viggo afirmaba tal cosa, ella tampoco la podía ver, pero considerando las tres veces anteriores que dijo lo mismo, le creyó sin dudar -son, unos, muy afilados instintos-

-Ya me lo habían dicho- respondió Viggo.

Ellos siguieron caminando, poniendo cuidado en los alrededores, pero exceptuando por el cuervo en la copa de un pino, no había enemigos en los alrededores.

-Parece que era una especie de línea de defensa que habían puesto alrededor de la montaña de los Jotnar- dijo Viggo

-Así parece- respondió Rosewisse -cuando volé por encima de estos bosques no note a todas esas criaturas-

-En ese caso puede que haya sido un movimiento de Thor para cortarnos el paso-

-O para saber a qué velocidad nos movemos-

Rosewisse y Viggo se miraron a los ojos con seriedad. Asintieron al mismo tiempo y se pusieron a correr. El padre de todo pronto sabría de la caída de sus tropas, solo tenía que enviar a uno de sus cuervos. Y cuando eso suceda, les comunicara a sus hijos para que venga a revisar lo sucedido. Midgar era su dominio y nadie podía poner un pie en este lugar sin su permiso.

Rápidamente llegaron a una distancia en donde podían ver al cuervo en la cima del árbol. Roseewisse apuntó su varita de plata y canalizo un pequeño circulo de magia con la runa de Isa en su interior "I". Al instante siguiente salió volando un pequeño fragmento de hielo y golpeo al cuervo espectral, desvaneciéndolo en una nube de humo verde.

-Que conveniente- dijo Viggo

-Se necesita la misma practica que con un arco para poder alcanzar esa precisión- dijo Rosewisse con orgullo -mientras más grande sea la distancia, más difícil es mantener la trayectoria y la puntería del proyectil-

-Entiendo, parece complicado, pero yo puedo alcanzar una mayor distancia-

-¿A ver? demuéstralo- respondió Rosewisse con una sonrisa

Viggo le entrego su hacha con una sonrisa en los labios, ella la tomo con su mano izquierda mientras sostenía la varita de plata en su mano derecha. Viggo sacó su arco y aljaba con flechas. Después le hizo el gesto con la cabeza para que siguieran caminando. Viggo fue al frente y Rosewisse lo siguió de cerca.

Durante tres horas estuvieron avanzando por la costa sur hasta que tuvieron que continuar al Este y seguir subiendo por las montañas que daban a una cierra nevada. El frio se volvió más intenso y los manchones de nieve más comunes en los alrededores. Las nubes se volvieron más oscuras, disminuyendo la cantidad de luz que llegaba a la región. En lo alto de un peñasco, a trescientos metros por delante y en una inclinación ascendente, había un cuervo espectral.

-Parece que llegó tu momento- dijo Rosewisse con una sonrisa desafiante

Viggo sonrió confiado, cosa que lo hizo ver brillante delante de ella. Él sacó una flecha de su aljaba, la puso en el arco y apuntó a la distancia. El viento era fuerte cuando estaban en las faldas de la montaña. Así que calculo que la flecha se movería de izquierda a derecha. Viggo alzó el arco y apunto la flecha como si apuntara a la cierra nevada, muy por encima de donde estaba el cuervo espectral en la punta de una peña.

Viggo soltó la flecha, voló por los cielos curvando su trayectoria según la dirección del viento. Alcanzó su altura máxima y descendió formando un arco hasta caer encima del cuervo espectral. Viggo quedó conforme con su tiro, uno de los mejores, pensó con modestia. Después miró a Rosewisse, pero ella no sonreía. Estaba incrédula de la puntería de ese disparo.

-¿Ocupaste magia?- preguntó Rosewisse llena de incredulidad

-No, para nada- respondió Viggo con una sonrisa rebosante de confianza -solo fue habilidad, fuerza y experiencia-

-No te lo creo- dijo ella con una expresión disconforme -a ver, muéstrame ese arco. Seguro es mágico-

-No para nada- respondió Viggo, algo sorprendido por la repentina confrontación de Rosewisse. Le entrego el arco y ella le entrego el hacha que llevaba en la mano izquierda. Incluso hizo desaparecer la varita de plata para poder tomar el arco con ambas manos. Era negro, con una estructura rígida que solo alguien con mucha fuerza podría manejar. Ella intento tensar la cuerda del arco, pero le costó. Miró a Viggo llena de descontento. Paso más de diez años de su vida perfeccionando su puntería con su magia, solo para que alguien le demostrara que podía ser mejor con un mugroso arco.


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