Diana jadeaba mientras el agua fría de la ducha golpeaba su espalda, sus brazos aferrándose a él firmemente, mientras seguían besándose impotentes.
Un suspiro escapó de sus labios, cuando su espalda tocó la fría pared de cristal.
—Nunca te haré daño... —él gimió contra su boca—, nunca...
Sus labios dejaron los de ella y besaron más abajo chupando su cuello,
Los ojos de Diana se voltearon hacia atrás, mientras sus dedos se clavaban en su piel. Su cuerpo temblaba ligeramente.
En un movimiento rápido, él la bajó y le quitó las bragas, y al segundo siguiente, ella estaba contra la pared, y sin previo aviso, Michael se hundió en ella.
—Oh mi Dios... —Diana gritó mientras lo abrazaba fuerte, sus dedos de los pies se enroscaban detrás de él, su cara enterrada en su cuello.
Ella sentía cómo su interior se expandía mientras él salía lentamente y se movía de nuevo, y de nuevo, y luego más rápido.
Sus gritos llenaron el baño mientras sus gemidos inaudibles resonaban en sus oídos,