—Gabriel había estado durmiendo durante bastante tiempo, pero en su sueño, no había nada más que vacío. La vastedad del espacio lo rodeaba, y parecía estar flotando en un vacío.
—No había sonido ni luz, solo la sensación de ingravidez, como si el tiempo se hubiera congelado. Sin embargo, de repente, un susurro débil rompió el silencio y Gabriel se sobresaltó, tratando de discernir de dónde provenía el sonido.
—Era como si alguien lo estuviera llamando en el vacío. Era una voz que era clara, pero al mismo tiempo no clara. Era como si pudiera entender el idioma, pero al mismo tiempo le resultara completamente desconocida la voz.
—Sin embargo, una cosa era cierta. Cada vez que escuchaba la voz, su corazón se tensaba, sintiéndose algo incómodo, como si estuviera en mucho dolor.