—Basil Jaak salió del pasillo y encontró a Dawn Sutton viendo televisión sola en el sofá. Rápidamente tomó asiento junto a ella, sorprendiendo tanto a Dawn que saltó del sofá.
—Basil soltó un suspiro afligido.
—Señorita Sutton, —dijo—, ¿de verdad soy tan aterrador?
—El rostro de Dawn se enrojeció, y le lanzó una mirada de reojo a Basil. Se ocupó de fabricar una excusa y dijo:
—Tú... hueles a humo de cigarrillo. No estoy acostumbrada.
—Basil se quedó sin palabras al escuchar la endeble excusa de Dawn. Sacudió la cabeza, guardó el cigarrillo que sostenía en la caja, y luego levantó la cabeza para preguntar:
—Señorita Sutton, sobre antes…
—Lo último que quiere Dawn es que Basil mencione lo que sucedió antes, y su cara se volvió roja como un tomate.
—Eh, acabo de recordar—tengo que ayudar en la cocina, —dijo apresuradamente, levantándose para irse.
—Inesperadamente, Basil preguntó:
—Señorita Sutton, ¿dónde está tu hermana?