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—Mi amor, por favor salva a Hessen. A pesar de lo que ha pasado, sigue siendo nuestro amigo —suplicó Gustave a su novio.
—¿Crees que soy un tonto? No voy a arriesgar mi vida para salvar a un rival en el amor. Lo siento, Gustave, tengo asuntos que atender en casa —dijo el novio de Gustave apartando la mano de Gustave con desdén y riendo fríamente, mientras se daba la vuelta y se marchaba sin mirar atrás.
—¡Canalla! —Yetta no pudo evitar maldecir al ver al novio de Gustave alejarse mientras Gustave derramaba lágrimas y más lo necesitaba.
—No hay tiempo para tratar con él ahora. Si no quieres que Hessen muera aquí, ayúdame rápido. Necesito romper el airbag que lo está aprisionando y sacarlo del coche —dijo Basil Jaak con calma.
—¡Te ayudaré! —Gustave se levantó del suelo, hablando con determinación.
—Entonces vamos —miró Basil Jaak a Gustave, encogió los hombros y dijo con indiferencia.