El sol comenzaba a asomarse a través de la espesura del bosque, Carino miraba fijamente el inicio del amanecer sentado en las escaleras del porche, no había podido dormir más que unas horas durante la noche porque su mente había estado inmersa en la sensación protectora y cálida que Panther le había hecho sentir el día anterior.
«Hoy me llevará al bosque», recordó Carino. Panther había dicho que su turno para vigilar y cuidar a los animales era por las mañanas y algunos días por las tardes.
La luz lo alcanzó y se maravilló con la vista. En el Homeland, Carino disfrutaba de ver al sol aparecer por su ventana, pero verlo directamente en el bosque era diferente. Le encantaba.
Llevo las rodillas hacia su pecho para rodear las piernas con sus brazos, Carino había vivido encerrado dentro de cuatro paredes desde que fue dado a su amo, muy pocas veces permitiéndole salir, algunos sirvientes habían sido amables con él, enseñándole a leer y escribir, dejando que saliera de la habitación cuando su amo no estaba.
«Ya no es mi amo, no tengo porque continuar llamándolo así», se recordó apretando sus manos en puños.
—Es peligroso que estés aquí afuera solo.
Carino miró sobre su hombro a Panther, otra vez vestía de negro y su cabello parecía húmedo.
—Quería ver el amanecer —contestó regresando su mirada al frente, el olor de Panther llegaba hasta su nariz, «demasiado bueno». Su rostro comenzó a calentarse.
—Aun así, no salgas solo, ni tampoco te adentres en el bosque.
—Está bien —murmuró, Carino creía que debía hacerle caso a Panther si quería ser visto como los otros machos.
—Preparé el desayuno.
—Aún no tengo hambre, pero tú puedes comer, comes mucho más que yo.
Panther dijo con voz ligera.
—Tú comes como pajarito.
Carino sonrió, aunque sabía que no podía verlo, Panther era más alto y comía mucho más que Carino debido a eso, todos los machos especie que conocía comían más que él.
—No lo hago, es solo que tú eres más grande y alto que la mayoría —habló mientras estiraba sus piernas.
—Lo soy —reconoció Panther—, significa que puedo proteger.
Carino lo miró sobre su hombro.
—Sí, la compañera que elijas será muy feliz contigo.
Una pequeña punzada extraña se presentó en su pecho al pensar en Panther con una compañera, tocó el lugar exacto y después apretó la camisa en un puño sintiéndose confundido.
—Deberíamos entrar.
—Me quiero quedar aquí...
Carino observó el claro, los árboles y arbustos alrededor.
—¿Y hacer que?
—Hablar —contestó Carino sin verlo. «Quiero saber más de ti», no se atrevió a decirlo.
Panther tomó asiento a su lado.
—Es muy bonito aquí —confesó Carino.
—¿Por qué pediste que te enviaran aquí?
—Siempre había querido entrar a un bosque. —Algo lo guio aquí—. También quiero ser visto como los otros especies.
—Eso no sucederá, eres pequeño, un chico regalo, es mejor que lo aceptes, puedes cambiar tu forma de comportarte, pero al final no podrás cambiar nada más.
—Puedo cambiar la forma en la que me ven los demás. —Carino reconoció parte de verdad en las palabras de Panther—. Me ven raro.
—Lo entiendo, las veces que he salido de la reserva también he sentido eso —señaló su rostro—, a mí me temen, las hembras y mujeres humanas, algunos machos también.
Carino estudió a Panther con el ceño fruncido. «Yo creo que eres muy hermoso».
—No lo entiendo.
Panther sonrió e hizo un gesto de negación, Carino sintió como si su corazón se calentara.
—Eres inocente.
Carino apartó la mirada, no lo era, él sabía lo que significaba la palabra, significa ser puro y limpio, y Carino no creía serlo.
Observó sus pies y movió sus dedos.
—Mi am... —se interrumpió—, el hombre al que le pertenecía... hizo muchas cosas conmigo... Así que no lo soy.
Repentinamente Panther sujetó su nuca e hizo que girara la cabeza.
—Ese hombre era malo, Carino, tú no lo eres, no hay nada malo contigo, olvida todo lo que ese hombre te haya hecho y dicho, yo olvidé lo que los técnicos hicieron conmigo, tú también puedes dejar tu pasado atrás.
Carino contempló la furia en los ojos verdes, sabía que no estaba dirigida a él y que Panther no lo lastimaría.
«Jamás me hará daño... quiero que me proteja».
—A pesar de que no soy una hembra, ¿me protegerás? —se atrevió a preguntar.
—Sí y te enseñaré a que te protejas a ti mismo.
Carino colocó su mano en el pecho de Panther, sintiendo los latidos de su corazón y observó el movimiento en su nariz.
—También te protegeré, Panther —declaró sintiendo la calidez de su pecho bajo su palma—, porque serás mi amigo.
Panther sonrió.
—Ya lo somos.
Carino sintió muchas cosquillas en su vientre.
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Panther observó la manera en que los ojos de Carino brillaban al mirar al felino a varios metros de distancia de donde se encontraban. Sin proponérselo, inhaló hondo obteniendo profundamente su aroma.
—Es... muy bello... —murmuró Carino, sin dejar de mirar al león que tomaba el sol en medio del claro.
Ambos permanecían en cuclillas tras los arbustos, el animal parecía estar dormido, cuando otro león se presentó dentro del claro, Carino hizo un suave sonido de sorpresa que alertó a los animales.
Ambos leones dirigieron su atención hacia el lugar en donde estaban. Panther tomó la mano de Carino y apretó con suavidad.
—No te muevas —dijo en voz baja.
Los leones después de lo que pareció una eternidad se alejaron. Observó como Carino dejaba salir el aire que había contenido.
—Eso fue peligroso, vi una película sobre ellos en la residencia, atacaban a una pobre familia dentro de un jeep... —susurró el pequeño macho mirándolo con temor.
—Los humanos tienden a exagerar con sus películas, eso era falso, Carino.
Él asintió en comprensión, ambos se pusieron de pie y Panther se dio cuenta de que aún no soltaba su mano, Carino mantenía su agarre sin darse cuenta mientras miraba su alrededor.
«Su mano es muy cálida», meditó estudiando sus manos unidas.
—Lo siento —dijo Carino al percatarse, liberó su agarre y Panther a regañadientes también lo soltó.
«No hay nada malo en tomarnos de las manos, los amigos lo hacen...» Panther avanzó dejando a Carino detrás. «Pero no los amigos hombres», se reprendió enseguida.
—Volvamos a la cabaña —gruño sin querer.
—Está bien.
Panther observó la expresión desilusionada de Carino sobre su hombro.
—Podemos volver en la tarde —concedió cuando el otro macho se puso a su paso.
Contempló su sonrisa y devolvió el gesto sin poder evitarlo.
En la mañana habían desayunado alimentándose uno al otro, la misma satisfacción de la primera vez se presentó, Panther disfrutaba viéndolo comer y Carino pareció sentir lo mismo cada vez que acercó la cuchara a sus labios.
Mientras caminaban notó como la luz del sol hacía brillar en un color rojo el cabello de Carino, su expresión era tranquila y se notaba contento. Cada vez que se encontraba con la mirada de Panther, su rostro enrojecía ligeramente provocándole ganas de ronronear, y cuando apartaba la mirada, sentía deseos de tomar su barbilla para impedírselo.
Regresó la mirada al frente aclarando su garganta, «él me hace sentir... diferente», reconoció confuso.
Panther no encontraba en la mirada del otro macho miedo o disgusto, sólo comenzaba a ver creciente admiración, lo que hacía que su pecho se llenara de orgullo.
«Él me pidió que lo proteja, porque sabe que puedo hacerlo mejor que nadie».
Pasaron cerca de la cabaña de Valiant y notó como Carino olfateaba sutilmente el aire, recogiendo el olor tenue de una mujer en los territorios.
Atrapó un gruñido en su garganta, pero su confusión por ese hecho se vio interrumpida.
—¡Panther!
Se detuvo ante el grito femenino, hizo una mueca antes de girar, Tammy sonriente se acercaba a ellos. Relajó su expresión de inmediato, sintiéndose desconcertado por haber sentido animosidad por primera vez hacia ella.
—Hey, Valiant me dijo que tendrías un inquilino y quería presentarme, pero él no quiso llevarme a tu cabaña —soltó ella mirando con curiosidad a Carino—. Oh, eres muy lindo —dijo, estirando su mano hacia él—. Soy Tammy, compañera de Valiant, Breeze me ha hablado de ti.
Carino tomó su mano, el contacto no duró más que un segundo, pero fue suficiente para tener a Panther sintiéndose extrañamente tenso.
—Carino —murmuró, mirando a Tammy con incomodidad.
—Así que, ¿dando un paseo? Puede ser peligroso, créeme, suelen escucharse aullidos y rugidos durante la noche, hacen que me den escalofríos —dijo, frotando sus brazos.
—Hace poco saliste sola sin ninguna protección, le muestro los alrededores a Carino para que él no haga lo mismo —contestó Panther, sintiéndose irritado al darse cuenta de que ella no dejaba de mirar a Carino.
Tammy lo miró perpleja y retrocedió un paso.
—Además, Panther me protege, nada malo me sucederá si estoy con él —Carino tomó su mano mirando el suelo.
Panther sonrió y apretó su agarre, la tensión en su cuerpo desapareció.
—Oh —murmuró Tammy, contemplando sus manos entrelazadas—. Oh —volvió a decir, levantando su mirada mientras un sonrojo se presentaba en su cara.
—Debemos irnos, Carino necesita comer y recuerda no salir del territorio de la cabaña.
Ella asintió repetidas veces.
—Sí, sí, sí, sin problema —dijo retrocediendo—. Ustedes sigan así. —Levantó los pulgares, ella casi tropieza, pero recuperándose sonrió antes de dar media vuelta y echarse a correr.
Panther la contempló con el ceño fruncido.
—Las mujeres humanas pueden ser muy raras... —comentó Carino.
—Lo sé —respondió sin soltar su mano, Carino una vez más se sonrojó y después apartó rápidamente su mirada.
A Panther le pareció escuchar un grito de emoción dentro de la cabaña mientras se alejaban, pero lo ignoró concentrándose en Carino.
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