—Hermano... —Huang Ying Yue miraba al hombre frente a ella. Blanco mezclado con sangre roja goteaba de sus ojos.
—Goteo... goteo...— La sangre fluía de sus ojos, le mojaba las mejillas y caía al suelo. No se preocupaba por limpiarse, sino que temblorosamente llamaba al hombre frente a ella suavemente.
Su garganta estaba dolorida, su pecho se sentía sofocado y su corazón le dolía como si un millón de cuchillos atravesaran sus venas.
—¡Yue'er! —Él no quería recordarle el doloroso pasado. Si hubiera sabido que darle el conejito de jade 🐰 le traería de vuelta ese pasado angustioso, nunca le habría dado el jade, aunque eso significara que ella no lo reconocería.
—Está bien, Yue'er... todo está bien. Ya no hay más devastación. —Lin Yin Zhu abrazaba suavemente a la chica en su brazo. Le acariciaba la espalda a la chica para consolarla.
—Hermano... es toda mi culpa que... —Por su culpa... padre y hermano han pasado por el infierno solo para protegerla de la calamidad.