—¡Penny! —Penny se sobresaltó al oír el llamado, casi perdiendo su agarre. Antes de que se diera cuenta, una mano agarró su hombro con fuerza y la jaló hacia atrás.
—¡Dios mío! —Sus ojos se abrieron de par en par al mirar a la persona que la había sobresaltado y casi hecho caer—. Esposo, ¿qué estás haciendo?
—Eso es lo que quiero preguntarte —él respondió, su respiración entrecortada—. ¿Qué crees que estás haciendo?
—Quiero sentarme —Penny frunció el ceño.
—Estás trepando la barandilla.
—Sentarme en la barandilla —aclaró—. ¿Pensaste que iba a saltar?
...
...
Penny y Zoren se miraron el uno al otro en silencio momentáneo. Tras un instante, una risa sutil se escapó de ella.
—Pffft— se rió, cubriéndose la boca con el dorso de su mano. Zoren, por otro lado, soltó su hombro y soltó un suspiro de alivio.
—¿No te estás lanzando? —preguntó él, y ella asintió—. Pero la barandilla es peligrosa.