—Oh, cierto —respondió ella, mientras el entendimiento se dibujaba en su rostro. Al alcanzar la tela de la bata de baño, una realización se asomó en ella.
De repente, la gravedad de la situación se asentó sobre ella, y ella levantó su mirada hacia Matteo, encontrando sus ojos ya fijos en ella. Su mirada estaba llena de intensidad y reconocimiento, él también entendía la significancia del momento.
Su relación profesional definitivamente se vería comprometida.
—Um, Matteo —empezó ella, su voz tambaleando, pero él la silenció con el gesto repentino de sus manos hábilmente desatando la bata de baño con velocidad medida.
—Espera, espera —dijo ella, interrumpiendo.
—Quieta —su voz atravesó el aire, su tono era más firme de lo que ella había escuchado antes. Ella se quedó inmóvil, su cuerpo obedeciendo instintivamente su comando sin dudarlo. La bata de baño se desenredó, revelando su delicada figura vestida en ropa interior de encaje azul cielo.