—Puedo ayudar a recogerlos —ofrecí—. No me haría daño, y me daría algo que hacer mientras tanto, mientras tú reparas el lugar. Además, me daba tiempo para pensar en una alternativa a la propuesta de Darach. Incluso con Colmilloférreo en crisis, todavía merecía una respuesta adecuada.
—No seas ridículo —dijo Blaise horrorizado—. Nuestro terreno es vasto, te tomaría un año entero peinarlos solo.
—Dudo mucho que tardara tanto —dije secamente—. Trabajo rápido.
—Sin mencionar que es peligroso —gruñó Damon—. Podrían estar simplemente esperando al acecho para tener una segunda oportunidad. Si alguien debe recoger estos regalos, debería ser Darach.
—¿Quieres hacer que el hombre lobo que acaba de perder a su lobo recoja pequeñas bombas? —sacudí la cabeza con disgusto ante las palabras de Damon—. No puedo creerte.
—Era una broma —gruñó Damon, apaciguado—. ¿Por qué lo defiendes tanto?
Antes de que pudiera discutir, Blaise nos interrumpió.