—¿Cómo te sientes, Ruby? —pregunté.
Ruby y yo estábamos recibiendo un masaje de cuerpo entero hoy. Invitamos a masajistas al palacio. Como era divertido, invité a Iris, pidiendo permiso a Ruby ya que estaba organizado para ella principalmente. Pero Iris no pudo venir porque tenía un dolor de espalda que obtuvo por dormir en una extraña posición. Incluso le resultaba difícil mantenerse en pie ahora.
—Estoy bien. Pero, ¿está bien Su Alteza? Estuviste enfermo hace poco —contestó ella.
—El masaje me hace sentir bien. Es increíble. Además, ya no estoy enfermo —dije—. Oye, ¿cómo te llamas?
—Soy Aria, Su Majestad —respondió la masajista que me estaba dando el masaje.
—Lo estás haciendo bien. Antes de irse, todos deberían comer un poco de pastel —dije.
—Gracias, Su Majestad. Eres muy generoso —dijo ella.
—¿Por qué no vino Perita, Su Alteza? —preguntó Ruby—. Ella estaba emocionada…
—Bueno, estaba portándose mal. Así que la envié con Flint nuevamente —dije.