—Sentí mi cuerpo en fuego. Todo me estaba volviendo loco. Podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo mientras me movía entre sus piernas. Su abultado estómago de hecho me excitaba aún más.
—¡Ah! ¡Uh…! ¡Uh! —Agarré sus caderas con fuerza mientras movía las mías lentamente, lo cual se sentía demasiado sensual. Sus sonidos lascivos me hacían querer ser más duro con ella, empujándola a sus límites. Pero no podía simplemente hacer eso cuando ella estaba en ese estado.
—Arqueé mi espalda y la besé profundamente —de hecho, era la última noche antes de que me fuera a la guerra. Había una posibilidad muy baja de que yo muriera allí, pero el hecho era que no podría encontrarme con ella por un tiempo.
—Te amo —murmuró ella.
—Yo también te amo —dije—. Te amo más que a cualquier otra cosa.