Damon podía sentir las inseguridades de Talia y esperaba que sus palabras le dieran el empuje que necesita para mantenerse orgullosa.
—Si alguien de la Manada de la Luna Roja se te acerca, debes tratarlos igual que a cualquier otra persona. Recuerda que creciste con tus abuelos y que nunca estuviste en la Manada de la Luna Roja. Incluso si dicen que pareces familiar, mantén la calma. No tienen pruebas para respaldar ninguna afirmación sobre tu historia. No dejes que nadie te intimide, Talia, y no tengas miedo de causar problemas. Sé que puedes responder, y si se necesita más que hablar, estaré justo a tu lado.
Talia asintió, pero Damon sabía que sus palabras no produjeron el resultado deseado.
Por supuesto, esas personas la intimidaron durante casi dos décadas. ¿Cómo puede ser fácil para Talia enfrentarlos? —pensó Damon.
Tuvo una idea.
—Si temes que puedan reconocerte, finge ser otra persona. Usa un nombre diferente para que nadie pueda relacionarte.