Mi nombre es Inari, 20 años y discípulo del shinobi más fuerte del mundo,Uzumaki Kurama.
En un principio, yo pensaba que nos encontraríamos por una sola vez, que yo y mi familia solo seríamos unas personas cualesquiera en la vida de sensei pero luego de un tiempo comprendí que las cosas no eran así.
Fueron 2 años después, cuando él y Kushina-san vinieron a Nami no Kuni, que me di cuenta que las cosas no serían tan fáciles.
Cuando yo y Kaasan lo vimos nuevamente, comprendí que algo extraño estaba pasando por la mente de mi madre, pero decidí ignorarlo porque había algo mucho más importante.
"Tazuna me dijo que querías hablar conmigo" - dijo Kurama mientras miraba con curiosidad.
"¡Sí!¡Quiero ser fuerte, mucho más fuerte!" - exclamé con todas mis fuerzas. Yo no quería pasar una vez más por lo que pasé en mi infancia, no quería ver a mi madre sufriendo y a mi abuelo sacrificando su vida por mi seguridad.
"Hmm... Taza me habló algo sobre eso" - murmuró Kurama mientras lo veía sacudir su cabeza - "Él me contó cómo no querías trabajar como constructor o como pescador..."
"No... yo quiero ser fuerte, tan fuerte como tú" - dije mientras lo miraba con toda mi voluntad, como si quisiera trasmitirle mi deseo de poder.
". . ." - Kurama se me quedó mirando unos segundos. Podía sentir como mi miedo aumentaba con cada minuto que pasaba - "Puedo ver una fuerte voluntad en ti, Inari... Hmm... supongo que podría intentar enseñarte... aunque tengo que advertirte que las cosas no serán tan simples"
"¡No importa lo difícil que sean las cosas, yo no me rendiré!" - exclamé con convicción mientras veía como él asentía.
"Ok, hagamos esto" - dijo Kurama mientras se ponía a pensar unos segundos - "Te entregaré un régimen de entrenamiento, tienes que cumplirlo al pie de la letra y cuando nos encontremos de nuevo, voy a enseñarte el verdadero camino para hacerte más fuerte"
"!" - mis ojos brillaron con emoción cuando escuché esto mientras asentía con firmeza.
"Bien, primero hablaremos con tu madre para que ella sepa, no quiero que se preocupe porque te lastimaste" - dijo Kurama mientras me miraba con una sonrisa en su rostro.
"Ugh..." - yo solo pude quejarme en incomodidad porque sabía que mi madre no se tomaría muy bien el hecho de que querría entrenar. Ella lo que quería era que siguiera los pasos de mi abuelo o padre, para así tener una vida segura, pero eso no me interesaba en lo más mínimo.
"Por lo que puedo ver, no te gusta mucho la idea" - dijo Kurama mientras negaba con la cabeza - "Tranquilo, voy a hablar con Tsunami-san y le diré que si no completas este entrenamiento, te convenceré de que convertirás en un constructor o un pescador... ¿Te parece bien?"
"Ok, no pienso retroceder" - dije con firmeza al notar la mirada seria que Kurama tenía en su rostro.
"Es bueno escuchar eso porque voy a ser sincero contigo... el entrenamiento que te voy a dar es un camino de ida al infierno" - respondió Kurama con seriedad mientras sus ojos brillaban con sadismo.
". . ." - yo me quedé en silencio porque algo me decía que esta no fue la mejor decisión.
* * *
Los meses avanzaron, y poco más de un año y medio había pasado sin tener noticias de Kurama.
Había veces que sentía que Kurama me había dado este entrenamiento para poder deshacerse de mi pero luego ver los resultados que el entrenamiento infernal me habían dado, comprendía que él estaba siendo serio.
No solo había crecido mucho más que los demás niños de mi edad, sino que también era mucho más fuerte que algunos adultos de la Aldea, incluso mi abuelo y madre estaban impresionados, al punto que ella ya no me molestaba tanto a la hora de ir a entrenar.
Hoy debería de haber sido un día normal de entrenamiento, pero me sorprendí cuando escuché como Kushina-san hab��a aparecido en medio de la Aldea para hablar con el jefe del lugar.
Fui corriendo a ver de qué se trataba luego de haber terminado mi rutina diaria, solo para escuchar como los demás aldeanos gritaban de la emoción por un motivo bastante simple la verdad, nosotros estábamos a punto Migrar a un nuevo lugar, uno que no solo tenía mejores recursos, sino que también sería mucho más seguro porque ese lugar no era otro que Uzu no Kuni, la tierra ancestral del clan Uzumaki, el clan de Kurama sensei.
Yo no podía estar más emocionado cuando escuché esto porque era una señal e que por fin iniciaría mi verdadero entrenamiento.
"¡Hijo!" - escuché a mi madre llamarme mientras veía como ella estaba hablando amigablemente con Kushina-san.
"Mira como has crecido, Inari" - dijo Kushina-san mientras me miraba con una sonrisa - "Supongo que has entrenado como dijo Kuro-chan al pie de la letra"
Yo solo asentí con firmeza mientras inflaba mi pecho en orgullo.
"Kuro-chan me dijo que tu entrenamiento empezará cuando resuelva los problemas que tiene en estos momentos" - dijo Kushina-san, aunque noté que algo extraño estaba pasando por la expresión seria que ella tenía en su rostro.
"¿Está todo bien, Kushina-san?" - preguntó Kaasan mientras miraba con preocupación a la esposa de sensei.
"No, no es nada" - respondió Kushina-san mientras negaba con la cabeza.
* * * * *
5 meses habían pasado desde que Kushina-san vino a Nami no Kuni y mi entrenamiento seguía constante.
En estos momentos, todos estaban esperando a que Kurama sensei apareciera para poder mudarnos a nuestro nuevo hogar, aunque algunos de los habitantes más antiguos decidieron quedarse porque no querían alejarse del hogar que tantos recuerdos tenían.
"¡Kurama sensei!" - exclamé cuando vi como el sensei aparecía frente a mí.
"Oh, hola Inari" - dijo Kurama sensei mientras me miraba con una sonrisa - "El Jefe me mandó un mensaje con la información sobre tu entrenamiento..."
"Oh, eres uno de sus clones..." - dije con pesar mientras miraba al clon.
"Lo siento si levanté tus esperanzas" - dijo el clon de sensei mientras negaba con la cabeza - "El Jefe ha estado muy ocupado últimamente, al punto que nosotros estamos haciendo todo el trabajo mientras él se preocupado de un tema un tanto delicado..."
"Pero dejemos esos temas serios para otro momento, es tiempo de que los envíe a Uzushiogakure no Sato para que vean el nuevo lugar que habitarán" - dijo el clon de sensei mientras miraba alrededor - "Las casas básicas están construidas, aunque estas fueron creadas con Mokuton y no tienen muchos aditamentos... es por eso que les pido que construyan sus propias casas, aunque no tienen que hacerlas con tanta prisa porque las casas que hice son 100% operativas y sin ningún problema"
"Déjanos ese trabajo a nosotros, Kurama" - dijo Jiji con firmeza - "¡Ya escucharon al jefe, es tiempo de que usemos nuestras habilidades para construir la mejor aldea que las Naciones Elementales hayan visto!"
"¡Hai!" - exclamaron los demás aldeanos mientras sus ojos brillaban con firmeza, después de todo, ese sería su nuevo comienzo.
"Lo que me sorprende es que el Daimyo de Nami no Kuni no haya puesto tantos problemas a nuestra migración" - murmuró un aldeano mientras los demás pensaban lo mismo, aunque en ese tiempo no comprendía de que se trataba todo.
* * * * *
Otros dos meses habían pasado y mi entrenamiento con el clon e Sensei era cada vez más pesado.
Había veces que quería rendirme, pero seguí adelante gracias a mi firme voluntad.
"Creo que es suficiente por hoy" - dijo Kurama sensei mientras me miraba con una sonrisa - "Tu entrenamiento con los sellos de gravedad va cada vez mejor, ahora por fin puedes moverte libremente con los sellos de gravedad x2"
"G-Gracias, sensei..." - murmuré con cansancio mientras caía al suelo.
"Luego de que te cure, tienes que ir a darte un baño porque el jefe está por llegar con los demás" - dijo el clon de Sensei con una sonrisa mientras sus manos brillaban con un ligero color turquesa.
"Ugh... ok..." - murmuré mientras sentía como el dolor desaparecía.
Cuando estuve listo, caminé hacia donde el clon de Sensei me dijo que estaba su original, solo para sorprenderme al ver como Kaasan estaba con una niña que se parecía un poco a ella en sus brazos - "¿Kaasan?¿Qué haces aquí?"
"¿Ara?" - 'Kaasan' me miró en confusión - "¿Quién eres, jovencito?"
"Kaasan, no bromees conmigo" - bufé con molestia - "¿Quién es esa niña?"
"Pff~" - Sensei, el original, no pudo contener más su risa cuando escuchó mis palabras así que explicó la situación.
"Oh..." - yo no pude hacer otra cosa que mirar hacia el suelo sin poder hacer nada más porque me daba vergüenza el ver a Mikoto-san.
Tendría que haberme percatado de las pequeñas diferencias, pero ella era tan similar a Kaasan que las ignoré inconscientemente.
"Tranquilo, Inari" - dijo Mikoto con una sonrisa - "Estoy segura de que cualquiera pasaría por la misma situación..."
Mikoto-san fue lo suficientemente amable como para intentar consolarme, pero sinceramente solo lo hacía peor, aunque me sentí un poco mejor cuando escuché como todos los demás aldeanos pasaron por el mismo error cuando vieron a Mikoto-san a la distancia.
Ese fue un día que por mucho que quisiera olvidar, no podía, porque sería el día en que por fin conocería a mi nueva familia, en más de un sentido...