"Tiene razón", pensó Lin Che. "Es su casa. Y yo no tengo derecho a echarlo".
—Está bien. Si lo pones así, puedo irme yo —mencionó Lin Che con sinceridad.
La expresión de Gu Jingze pareció ablandarse un poco. Dejó de mirarla para juguetear con los documentos en sus manos.
—Si haces eso, mi familia seguro empezará a sospechar. Se preguntarán si tenemos problemas en nuestra relación e incluso pueden sospechar de nuestro matrimonio falso. Si no vivimos juntos, intervendrán para asegurarse de que lo hagamos. ¿No sería eso más problemático?
—...
"Su razonamiento tiene sentido", consideró Lin Che.
Por supuesto, él lo había pensado más que ella. De todos modos, ella creía que si se esforzaba, podría pensar en una buena excusa.
—Digo esto porque tengo miedo de que tu novia se enoje. Si estás conmigo todo el tiempo, sin dudas empezará a pensar demasiado en el tema. Imagina cuánto afectará eso tu relación.
—Es suficiente —la cortó Gu Jingze levantándose de repente.
Había algo oscuro en su expresión, algo que intimidó por un momento a Lin Che, dejándola sin palabras.
Con los documentos en la mano, salió de la habitación. Y cuando pasó a su lado, le comentó:
—Concéntrate en desempeñar tu papel como la Señora Gu. Lo que pase entre otras mujeres y yo no es asunto tuyo.
—Está bien. Todo es culpa mía por ser tan entrometida. La bondad de una persona no tiene importancia para los ingratos. Ya que no puedes entender mis buenas intenciones, me mantendré lejos de tus asuntos de ahora en adelante —murmuró Lin Che para sí misma con desánimo, luego de que Gu Jingze salió con sus cosas.
Poco después, Gu Jingze regresó a la habitación de huéspedes. Dejó su carpeta a un lado y luego se apoyó en la mesa intentando calmarse. Sin embargo, las imágenes de la escena anterior se repitieron en su mente y lo hicieron sentirse irritado.
Mientras respiraba profundo, escuchó que su teléfono sonaba. La pantalla indicaba que era Mo Huiling.
—Huiling, ¿qué pasa?
—Hola, Jingze. ¿Puedes venir un momento a mi casa? Estoy sola y aburrida. También quiero hablarte de algo
—¿Por qué? ¿Quieres decirme algo? —preguntó Gu Jingze.
—Sí, algo que he querido decir durante mucho tiempo. Ven. Quiero que sea en persona.
Mo Huiling sonaba como si tuviera algo especial que decir, y Gu Jingze no podía adivinar de qué se trataba.
Después de estar con Mo Huiling durante tantos años, aprendió que ella era un poco mezquina. Al fin y al cabo, era la joven dama de una familia adinerada y había sido mimada desde pequeña.
Aunque era exitosa, tenía buenos modales y era muy educada, tenía un carácter fuerte. Pensó que era normal y siempre la consentía. Así que no importaba lo arrogante o casual que era cuando se dirigía a él, Gu Jingze era capaz de aceptarlo.
Él llegó a su casa muy rápido.
Mo Huiling vivía sola. Su apartamento tenía un aire de elegancia femenina que siempre lo hacía sentir cómodo. Cuando entró, la vio sentada en la sala de estar. Con claridad, estaba inundada de melancolía, viéndose un poco marchita y sola.
Gu Jingze suspiró hondo antes de caminar hacia ella.
—Huiling, ¿para qué me llamaste?
Ella levantó la cabeza para mirar a Gu Jingze y luego murmuró:
—Jingze... sé que no tenías voz ni voto en el matrimonio y que no fue tu decisión, pero no puedo evitar sentirme molesta.
Desde luego, Gu Jingze fue comprensivo; su corazón se ablandó cuando vio su expresión.
Cuando Mo Huiling miró a Gu Jingze, las líneas de preocupación en su rostro la hacían parecer muy miserable e indefensa.
—Sé que no debería estar enojada y que tampoco debería molestarte. Pero cuando pienso en que tienes a otra mujer contigo todo el tiempo, simplemente no puedo soportarlo...
Gu Jingze la miró y suspiró.
—Entiendo. Es mi culpa. Siento mucho que esto esté pasando, Huiling, sé que estás enojada, pero en serio no tuve más remedio que acceder a las demandas de mi familia. Mi abuelo juega bien sus cartas y no puedo dar un solo paso en falso.
Preocupado de que Mo Huiling se sintiera presionada, Gu Jingze no le contó que su familia la estaba utilizando para amenazarlo.
—Lo sé... —respondió Mo Huiling levantando la cabeza y revelando cómo brillaban sus ojos—. Te comprendo y estoy dispuesta a estar a tu lado. Solo espero que puedas mudarte. No vivas con esa mujer. Tienes muchas otras propiedades, y no te falta un lugar en el que puedas acomodarte. O podemos vivir juntos. Sé que aun así, no podremos dormir en la misma cama, pero solo quiero estar a tu lado. No me gusta que estés viviendo con ella.
Gu Jingze se congeló, ya que no esperaba jamás que Mo Huiling le hiciera tal pedido.
Era una petición razonable y él la entendía. A él mismo le preocupaba tener que vivir con Lin Che.
No le había contado a Mo Huiling que se había acostado con ella porque pensó que nunca volvería a suceder. Ese incidente fue un accidente y no quería preocupar aún más a Mo Huiling. Pero, por desgracia, ella ya estaba preocupada.
Ninguna otra mujer encontraría aceptable su repentino matrimonio. Pese a que habían crecido juntos y la confianza en el otro era plena, ahora él tenía una esposa.
Mo Huiling era una joven bien educada que provenía de la atípica familia Mo. La habían criado con etiqueta y buenos modales. Incluso si ella no se casaba con él, en efecto iba a casarse con un hombre a su altura, y nadie la iba a tratar de forma injusta. Sin embargo, ella ya había sacrificado su dignidad por él.
Pero...
—Lo pensaré—respondió Gu Jingze calmado.
Cuando Mo Huiling escuchó tal respuesta, su decepción se mostró al instante en su rostro.
"¿Eso es todo?".
—Huiling, entiendo cómo te sientes y sé que estás incómoda. Por eso dije que, si no eres feliz, puedes irte y encontrar la felicidad en otro lugar. Pero tengo mis propias preocupaciones. Pensaré tu propuesta. Pero por ahora, no puedo tomar una decisión apresurada —continuó.
La verdad era que, de modo inconsciente, a Gu Jingze no le gustaba vivir con ninguna mujer. Después de todo, todavía estaba enfermo. Se sentiría incómodo incluso si era Mo Huiling.
En cuanto a Lin Che, no tenía otra opción. Estaba tratando de acostumbrarse a ella. Pero incluso si pudiera elegir, no tenía intención de vivir con Mo Huiling.
Cuando Mo Huiling escuchó su última frase, sonrió de mala gana.
—¡Tienes que cumplir tu promesa!
***
Cuando Gu Jingze subió a la parte trasera del auto, miró por la ventana con expresión sombría.
Mo Huiling fue la única muchacha con la que tuvo una relación cercana. Fue solo porque habían estado juntos durante tantos años que ella toleró todos los síntomas de su enfermedad: no podían tomarse de las manos, besarse o hacer nada que los amantes hacían ya que, en el momento en que la tocaba, se le producían ronchas.
Sin embargo, ella siguió a su lado, lo que conmovió inmensamente a Gu Jingze.
Durante todos los años que habían estado juntos, él había sido feliz. Sin lugar a dudas, quería casarse con ella. Sin embargo, de un día para otro, se había acostado con otra mujer.
***
Cuando Gu Jingze entró en la casa, un aroma flotaba en el aire.
Era casi de madrugada, así que las criadas deberían haber regresado a sus habitaciones hace rato. Entonces solo podría ser...
Cuando se dirigía la cocina, vio a Lin Che sentada en la barra del bar. Una de sus piernas descansaba en otra silla mientras se apoyaba contra su rodilla.
Sus piernas largas y delgadas eran pálidas, y su piel se veía suave y perfecta.
Solo llevaba un par de pantalones y una camiseta blanca sin mangas. Delante de ella había un cuenco caliente del cual provenía el aroma. Por lo visto, ella estaba cenando.