—Buenos días —la voz de Leland fue lo primero que Sophie escuchó cuando abrió sus ojos. Una gran sonrisa se curvó inmediatamente en su hermoso rostro.
—Buenos días —dijo ella. Miró hacia arriba y encontró al hombre sentado a su lado, con una taza de té en su mano.
Él solo llevaba pantalones cortos, mostrando su cuerpo tonificado, que ahora estaba lleno de nuevas cicatrices de su última batalla con Nicolás. Ahora estaban curadas pero todavía mostraban las cicatrices. Sophie pensó que solo lo hacían lucir más varonil.
Eso la hizo preguntarse si Nicolás había obtenido también heridas severas de la pelea. ¿Se había recuperado? ¿Dónde estaba ahora? ¿Estaba bien?
Sophie de repente se sintió mal por preocuparse por otro hombre, porque él era el padre de sus hijos. Sin embargo, cuando veía las cicatrices de Leland, solo podía imaginar cuán mala fue la pelea.