—Su Alteza... por favor... —El noble sonrió de forma molesta al príncipe heredero. Actuaba como si guardara un secreto que el príncipe deseaba ocultar.
Nicolás miró por encima del hombro y entrecerró los ojos hacia el noble. Sintió cómo su corazón latía incómodo. No quería decir nada pero, ¿cómo sabía este noble?
La única persona que sabía sobre su petición era...
—Los informantes hablan por un precio determinado, ya sabe —dijo el noble—. Los informantes también intercambian información entre ellos. Su Alteza, solo busco protegerlo a usted y el interés de la familia real. No es buena imagen perseguir a la esposa de otro hombre.
—¿Qué quieres? —Nicolás apartó la vista y sintió una ola de vergüenza y vergüenza que lo inundaban. Si este noble sabía sobre esto... ¿quién más había adquirido la información de que él buscaba a Sophia Romanov y su paradero?
Ya demasiados para su gusto.