Sophie respiró hondo y se volvió hacia Leland. Su voz sonaba cansada cuando habló.
—¿Podemos hablar más tarde? Quizá ambos necesitamos pensar por separado en cómo deberíamos enfrentar este problema.
Leland no quería pensar por separado porque ya sabía lo que quería y cómo tomaría su decisión. Sin embargo, no quería obligar a Sophie a quedarse con él cuando ella quería espacio para estar sola.
—De acuerdo —dijo Leland inexpresivamente—. Cerró los ojos y se recostó en el cabecero. Sophie respiró hondo y le dio una palmada suave en el hombro antes de bajar de la cama y abrir la puerta.
No quería que Luciel se preocupara por ella. Leland abrió los ojos cuando oyó que la puerta se cerraba desde afuera y el aroma de Sophie ya no perduraba en la habitación.
—Luciel —Sophie sonrió ampliamente y atrajo a Luciel a su abrazo.